Imágenes que corren por mi mente. Precipios. Niños jugando a cogerse. Una niña que persigue a un niño, su vestido rosa vuela en el viento. Una imagen irrumpe esa ensoñación. La sonrisa. La niña ha vuelto a correr, su vestido rosa sigue en el viento, el niño chilla un "¡aah!" que se funde con el cielo. Las risas llegan a la ventana de la vecina que observa a su marido viendo la tele. Y sueña ella con ser la niña, corre por sus pensamientos, a traviesa edades, posturas, miradas, caricias, lagrimas y gotas de felicidad. Su marido cambia la tele. Ella mira sus zapatos, lleva tacones, esta demasiado lejos del suelo.
Toco el suelo, un suéter blanco sacude sus brazos. Dos miradas se unen en una cómplice amistad que esconde un amor prohibido. La canción comienza de nuevo. Los cómplices ríen, parece que pudieran escuchar mis pensamientos. Una, dos, tres, cuatro... no se tantos números como para contar las caras que se fruncen concentradas ante la pantalla de sus ordenadores. El mismo suéter blanco vuelve a sacudir sus brazos, esta vez con la alegría de un logro alcanzado. Unas piernas teñidas de negro sacuden su nerviosismo. Una figura blanca que esta de pie sonríe al aprendizaje de unos rizos naranjas. De pronto la música baja, y alcanzo a oir sus voces, pero no entiendo que dicen. Y sube de nuevo cegando mis oídos en el maravilloso placer de esta melodía que me transporta a unos días felices.
"Abre esas cortinas, un día como ese, me hará feliz." Repite una y otra vez en otra lengua, hasta... hasta que me doy cuenta de que a veces los tacones me separan demasiado del suelo. Descalzo con lentitud mis pies, y lentamente toco el suelo...Su frialdad me recuerda que estoy intensamente viva. La canción acaba. Las voces vuelven, la realidad me atrapa. Paro el juego entre los dedos y las teclas.
lunes, 21 de mayo de 2012
miércoles, 2 de mayo de 2012
Jugando a perdernos
Soy la inmigrante de mis propios sentimientos. Me voy. Viajo tratando de dejarlos a ellos atrás. Son tuyos, te los regalos... No se como se llaman, porque no he tenido la oportunidad de conocerlos aún. Viven en mi reprimidos en una cajita de cristal. Pero te los regalo, envueltos en papel celofán y con un chupete por lazo. Son dulces y tiernos... Creo que hay uno que esta dispuesto a ser grande y hacerme feliz. Se suele vestir de rojo el que a su lado reposa y suele hacerme perder el control. A este lo mira otro negro y oscuro, aparece en las esquinas sin que yo lo vea, y suele frenarme a menudo. Boca arriba en un lado tienes una colección de labios y dientes en forma de media luna, son las que me sacaste tú. En forma de sobres de colores, los recuerdos de este breve tiempo el azul es tu mirada al escuchar lo que mis letras decían, el rosado es un beso robado, y el violeta el minuto de esa sonrisa. La mancha verde, mi esperanza en ti. Se queda contigo. Las gotitas de agua cristalizadas, no necesitan explicación. Las estrellas doradas y relucientes mis mejores deseos para ti. Mis ojos el terrible deseo de que me entiendas. Tus ojos, mi fé en ti. Me voy, al mismo lugar donde tu huiste cuando yo erré... No se donde acabara mi cajita, ni siquiera se donde acabaré yo, o cuantos cristales romperá esto. Pero estoy seguro de que te echaré de menos.
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