Me revuelvo en la diversión de contemplar el afán de normalidad con el que vivís. Sintiéndome manchada de alquitrán, capturada en esa normalidad, presa de vuestras redes, escribiendo a modo de cuchillo entre ellas. Quebrándome por momentos, inútil en esto de fingir, cuál mala actriz sobre actuando un camino que no quiere seguir caminando. Y no digo que no viva por y para ello, discuto en cambio el modo de llegar a mi objetivo. Siendo el cielo igual de azul cada día, impide ver la maravilla de lo gris. Y yo necesito un poco de gris. Quizás porque me asfixio en la luz del azul, o quizás porque es en este espacio dónde me quiero abrazar. No hay momentos ya para parar a respirar, me encuentre dónde me encuentre, me siento pequeña, condicionada y destruida. Olvido por momento esa luz, esa magia, que antes me hacía brillar. Pierdo el sentido del equilibrio cuando intento mirar lejos, y cual miope solo veo sombras, caras desdibujadas, sonrisas imaginadas y movimientos que me impulsan a dejarme llevar. Paciencia ha pasado a ser la palabra escrita en el umbral de mi puerta, tiempo la llave, búsqueda mi cruz y desesperación mi rostro. Ya no tengo lágrimas porque no hay motivos en mí para llorar, mas que esta cegara que no me deja ver el camino. Me siento tierra, con semillas dentro. Pero, ¿donde esta mi agua?. Crecer, es la metáfora del cuerpo en el paso del tiempo. Y yo, soy tan joven.
A veces siento la necesidad de comenzar a correr, y terminar volando con la grandeza de la mayor de la rapaces... Pero no lo consigo, y me conformo con la ingravidez, la delgadez, el minimalismo de mi ser.
Otras, cuando los espacios deciden no regalarme su oxígeno, comienzo a mostrar la fuerza de mi cuerpo, y como si fueran mis venas las que dirigen cada movimiento, bailo al son de mi perdición, soñando brillar a la manera de una Duncan...
Pero al final, cualquier muro de contención es débil ante unos ojos llenos de verdad. Y es ahí donde nace mi fuerza, donde muere, y donde trata de buscar quién es, y a dónde va. Existen miradas profundas en tanto que son correspondidas, quién haya visto en mí una mirada así, debe de ser gemelo de ella.
Soy una pequeña ave con la fortuna de estar rodeada de grandes aves de otros continentes, que vuelan lejos, alto y fuerte. En ocasiones me invitan a volar con ellas, y soy espectadora de lo que yo misma deseo ser en el futuro...Desespero de pura felicidad contemplándolo. Y no me arrepiento de hacerlo.
Mi fuerza recae en personas que ven en mi aún, luz o una mirada eterna, devolviéndome a mi misma la gran pregunta. Pregunta que solo la llave de mi puerta de la paciencia sabrá responder.
Laura,mi salvaje Isadora sin fular, pero con el vértigo de su inpaciencia al aire. Tal vez tengas la mirada mas llena de intensidad,y una subterranea combustion de vocacion y desesperación. Tu cuerpo desafia al aire con la ingravidez de un águila, y su sombra de juncos es como la espiga que enamora al viento. Estuviste mas alla de tu silencio con una proximidad de complice de sueño. En esos ojos hay eternidad.
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